Ya no soy una niña
ya me visto, ya como
ya salgo sola.
Ya no le temo al demonio
ni a las sombras
menos a la oscuridad.
Ya no creo en las hadas
ni en la cigüeña
no confío en que exista el amor.
Ya no digo mentiras
afronto mis penas
y ya casi no lloro.
Ya no soy una niña
y dije una mentira
porque sí creo en el amor.
Es la mejor parte de este caso; jamás diremos lo que ven nuestros ojos con claridad...
ResponderEliminar"Nada es verdad. Todo está permitido"